jueves, 13 de septiembre de 2018

Nunca ames a un extraño (Never Love a Stranger (1958)

Director: Robert Stevens
1958
EEUU
91 min
Drama. Mafia

Sinopsis:  Un chico , Francis Kane, queda huérfano al nacer y es criado en el seno de un orfanato católico. Nueva York, 1912. Con 16 años, trabajando ocasinalmente de limpiabotas, se relaciona con unos mafiosos, que lo acojen por su honradez y fuerza. Y también conoce a su mejor amigo, Martin Cabell, un judío al que ayudó en la calle, hijo de un importante político y a su criada Julie. Julie y Frank se enamoran, pero al enterarse la congregación donde vive de que es judío (algo que ocurre al encontrar una maleta de la madre con sus cosas) lo expulsan  y para no ir a otro orfanato huye de la ciudad. Así se separaran los amigos hasta que vuelve al cabo de siete años y reencuentra a Martin como abogado y a Julie como cantante protegida del Gánster local Fenelli. En plena gran Depresión se dedica a trabajar para éste y acaba de complicarse la vida para siempre , convirtiéndose al mundo criminal mafioso.
Valoración cinéfila 8/10
Valoración adopción 8/10

En esta ocasión tenemos una película estupenda de gánsters, en la que se ve la situación tan difícil que puede tener un chico criado sólo en institución, que se ve traicionado por su cuidadores cuando lo echan por se judío. Sus referencias son escasas y acaba en manos de quien le tiende las suyas, pero que en este caso es un gánster que quiere aprovechar su bondad y honradez.
Con esta falta de guía, y dolido, acaba convirtiéndose en otro gánster. Aparentemente más malo, si cabe, pero conservando en el fondo sus valores. Pensando que todos le han traicionado, hasta la novia que dejó, ahora en manos de su jefe, y hasta su mejor amigo , encargado como fiscal de luchar contra él.
Quizás la parte esperanzadora es la de que por dentro de esta desesperación y dolor que le llevan a vengarse en el mundo y aprovecharse de todos, queda el chico bueno, que fue querido y quería a su manera. Y que es el amor (de sus amigos y de su novia) los únicos que algo pueden hacerle cambiar. Por supuesto con limitaciones.
Un Steve McQueen muy joven, y otros actores estupendos.

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