martes, 13 de junio de 2017

Una metáfora sobre la lucha de las familias en los trastornos de apego: El aceite de la vida (Lorenzo's Oil) (1992)




Director: George Miller
EEUU
1992
135 min
Drama

Sinopsis: Lorenzo Odone, hijo único de unos inmigrantes italianos que viven en los Estados Unidos, comienza a desarrollar a los tres años una grave enfermedad neurológica para la cual no existe ningún tratamiento conocido. En muy poco tiempo, el niño, que era absolutamente normal, queda postrado en la cama: no puede andar, ni ver ni hablar. Sus padres, sin embargo, no se rinden y luchan sin tregua hasta agotar todos los recursos a su alcance. A pesar de que ninguno de los dos es médico, empiezan a estudiar genética, biología, neurología... y buscan ayuda en todos los frentes médicos posibles. (FILMAFFINITY)

Valoración cinéfila 7/10
Valoración adopción( en la medida que lo uso como metáfora 10)

Esta película no la incluyo por ser una película de adopción, pues el tema no se toca en ningún momento, sino por que me parece una metáfora perfecta sobre el trabajo que tenemos los padres adoptivos en los casos de hijos e hijas con trastornos de apego. (Sobre todo si este es grave)

 En la película unos padres creen que su hijo es tan normal como los demás y ellos una familia más y de repente la historia empieza a torcerse con los problemas de conducta al principio y luego los problemas físicos y mentales que va sufriendo su hijo progresivamente y sin que se sepa porqué.
Luego, con dificultad encontraran un diagnóstico, (adrenoleucodistrofia) pero el problema ahora es que no tiene cura.
Y contra todo pronóstico (pesimista total) y actitudes, en los médicos y enfermeras, y otras personas de la familia que les rodean , que creen que están actuando mal por seguir luchando y buscar otros tratamientos y alternativas, intentan conseguir sacar adelante a su hijo.
En este caso se van quedando un poco solos en el camino, incluso frente a la asociación de afectados por la enfermedad que encuentran y que quieren ser fieles a los médicos y la institución aún sabiendo que sus hijos no avanzan adecuadamente.

Y como último recurso deciden ser ellos mismos los que estudien los aspectos médicos y fisiológicos, incluso bioquímicos, de la enfermedad del hijo, para intentar ayudarle y encontrar a las personas específicas que realizen lo que necesitan para la cura.
Ellos siguen y siguen, con una confianza y una esperanza, que a veces se quiebra, pero que les lleva a luchar contra todos los obstáculos que se van presentando.
Incluso convocan una reunión de científicos especializados para proponerles alternativas de investigación.
Una verdadera pasión loca, por amor a un hijo.
Que tiene un resultado positivo.

Pues eso es lo que me encuentro cuando veo a mis compañeras y compañeros en la lucha a favor de la situación de nuestros hijos e hijas con trastorno de apego. Y en concreto con los que me encuentro en nuestra asociación PETALES (asociación de ayuda mutua en trastornos de apego)
Gente con una generosidad y una dedicación  y entrega por sus hijos extraordinaria. Que intentan que salgan adelante. Que buscan conseguir que puedan  estudiar integrados y que les traten bien los profesionales (médicos, pediatras, neurólogos, psiquitras, psicólogos, profesores y maestros...) (que no saben en la mayoría de los casos que es eso de ¿Trastorno de apego? (como si se hablara de una enfermedad tan rara como la de la película))
Nuestros padres y madres de hijos con trastorno de apego tienen la sensación , como en la película, que son ellos los que tienen que acabar estudiando sobre la enfermedad de sus hijos (y de hecho hacen cursos de todo tipo: de PNL de EMDR, de psicología infantil o adolescente, de gestalt , de yoga, de mindfulness, de pedagogía. Y se documentan legalmente con las leyes de educación de sus respectivas comunidades, para ver como ayudan a esos hijos e hijas que no reciben la atención adecuadas y que van siendo expulsados o maltratados en los colegios o institutos, que deberían integrarles y cuidarles.
Padres y madres que con una devoción increible, pero que la gente que no conoce les ataca con comentarios de todo tipo: que son permisivos, que no ponen bien los límites a sus hijos e hijas, que no los educan bien y que si son trastos o cafres o pequeños delincuentes es porque lo estarán haciendo fatal: """ellos""".
¡Ay! si supieran que es todo lo contrario, que son padres y madres que no paran de leer, de asistir a cursos, de buscar profesionales, de peregrinar por todas la consultas y ciudades en las que se les da un rayo de esperanza, que están dispuestas a sacrificar sus economías, su tiempo, su salud, su descanso, su vida al fin y al cabo por sacar adelante a niños y niñas dañados por su historia y de los que a veces no tenían la suficiente información de ese pasado, para haber comprendido mejor su padecimiento y para haber podido reaccionar antes de lo que se les avecinaba.
Es el caso terrible de los que padecen SAF (Síndrome de alcoholismo fetal) por no saber la historia de alcoholismo de la madre. Y que cuesta diagnosticar si no tienen determinados rasgos aparentes y no se sabe ese dato de la madre. Pero que pueden llegar a mostrar mucho daño a medida que crecen.

Y es increible que muchas familias que adoptan se encuentren descubriendo una cantidad de problemas que ni esperaban ni pueden comprender. Y se ven solos, sin entender, confusos, y que tienen que ser ellos los que busquen las soluciones, pues el sistema, las agencias de adopción, las instituciones y los profesionales no sabe bien ayudarles y a veces más bien les hacen perder el tiempo y el dinero, así como las esperanzas de que puedan encontrar una solución a tiempo.

Por eso , frente a lo que pasa en la película, que la asociación de afectados no les ayuda, propongo a la gente que se sienta reflejada por lo que contaba antes, que se asocien, que busquen grupos de padres afectados, que no se queden solos y que no crean que tienen que ser los pioneros de todo, pues ya hay gente trabajando y enfocando bien estos problemas, para evitar que todos los que vienen detrás tengan que empezar de cero y encuentren un cierto camino hecho.


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