sábado, 8 de junio de 2024

Mikey (1992)

 

Director: Dennis Dimster-Denk

EEUU

1992

90 min

Drama

Sinopsis: Mikey un niño de 7 años, con un trauma del desarrollo importante, ha pasado por un montón de familias de acogida. Que sufren accidentes mortales. Rachel y Neil son una joven pareja que lleva 5 años esperando en vano tener hijos, y por fin creen que han encontrado al hijo de sus sueños. Algo que se demostrará es justo lo opuesto. 

Valoración cinéfila 4/10

Valoración adopción 7/10


Esta película de terror, exagera una situación que podemos encontrar a veces en niños adoptados. Su situación de traumas pasados parece llevarle a atacar a las personas que le quieren, en las que no confía en absoluto. Convirtiéndole en un pequeño psicópata, que desconectado de sus sentimientos de compasión y de empatía, va atacando y destruyendo todo lo que le rodea que le quiere o le apoya.

Se manifiesta como muy seductor, educado y encantador, para ocultar sus verdaderos sentimientos. Pero la profesora de su nuevo colegio empieza a comprender que tiene graves problemas. Ella lo llama Síndrome de desarraigo, en la versión traducida al español. Pero en la versión original es Trastorno de apego. Aunque dice que es un síndrome psicótico. Algo que podría confundir a la audiencia.

Es verdad que estamos ante un síndrome de trauma complejo, y de trastorno de apego. Pero la exageración del film, para convertirlo en uno de terror, nos aleja bastante de poder utilizarlo como  forma de entender este síndrome.

Es muy brillante y hábil para su edad. Y erotiza en exceso todas las relaciones con las mujeres de su entorno. Algo que le hace en cierta manera muy perverso. Pero más intranquilizador es su postura ante la idea de matar al que le apetece. O hacerles daño psicológico previo con lo que más quieren.

Este tipo de película está hecha para poder hablar de la maldad aprovechando la idea de que el niño adoptado puede traer consigo grandes lacras  genéticas o aprendidas en su pasado. Y  entre ellas la de ser un puro demonio encarnado. Y esto puede empeorar la visión de los niños con trastornos de apego o trauma complejo. Que ya de por sí tienen bastantes problemas en su entorno y en las escuelas y con las familias, por sus comportamientos a veces disruptivos y difíciles. Pero que no tienen que ver con esto tan exagerado.




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